[b]Ultimo día del año[/b]

En el último día de cada año es usual que los periódicos y los columnistas ofrezcan a sus lectores un resumen de los principales acontecimientos ocurridos en los doce meses pasados, o que formulen pronósticos y expresen sus buenos deseos para los doce meses por venir.[tend]

No voy a hacer ni una cosa ni otra. Todos sabemos que, en términos generales, nos ha ido mal. Ha de haber, desde luego, excepciones. Felicito a quienes pueden contarse dentro de las excepciones y les deseo que disfruten de su bienestar. Pero la mayoría de los dominicanos recibirán este primero de enero en peores condiciones que el pasado.

Cualquiera diría que me estoy refiriendo, básicamente, al aspecto económico. Hay buenas razones para pensar que es así, porque el costo de la vida se ha disparado escandalosamente y los bolsillos sufren las consecuencias. Pero también estoy hablando del deterioro de la calidad de vida de los dominicanos y de la crisis ética y moral que nos arropa.

En este año que termina hoy el pueblo dominicano ha sido testigo de flagrantes demostraciones de inmoralidad por parte de personas y personajes que debieron ser ejemplo de pulcritud y honestidad, incluyendo legisladores, funcionarios, banqueros, magistrados y militares.

Lo pasado, pasado está. El 2003 fue un año malo. No volvamos la cara atrás. Miremos hacia el futuro. Con responsabilidad, con valor, con decisión, enfrentemos a los enemigos de nuestro bienestar colectivo, encuéntrese donde se encuentre.