Mis buenos días

Mis buenos días

No es la primera vez que se denuncian casos de discriminación racial en este país mestizo lleno de negros, mulatos y blancos. Casi siempre, desde luego, en perjuicio de los negros y los mulatos. O sea, de la mayoría de la población.[tend]

A lo largo de la historia de la humanidad, el racismo ha traído consigo muchos males, trágicos en ocasiones. Pero si hay un lugar donde es inconcebible ese tipo de prejuicios, es en la República Dominicana, crisol de razas y nacionalidades desde el mismo instante del encuentro de las dos culturas o Descubrimiento, como se le quiera llamar. A la mezcla de españoles con taínos le siguió la masiva importación de negros africanos, en su condición de esclavos, y de esa convivencia surgió el mestizaje que todos representamos y del cual debemos sentirnos orgullosos.

Entonces, ¿de dónde les sale a algunos ese afán de pretender pertenecer a una raza supuestamente pura, para despreciar a los que constituyen la mayoría, y prohibir la entrada de negros y mulatos a sitios públicos de diversión, sólo por el color de su piel?

Toda acción provoca una reacción, tanto en la química, en la física como en las ciencias sociales. Por lo tanto, se me ocurre hacer una advertencia a éstos ku klux klan de nuevo cuño que son los racistas criollos: no se sorprendan cuando en las paredes de sus establecimientos comiencen a aparecer grafitis con esvásticas y otros odiosos símbolos nazis para advertir a la gente sensata que no debe acudir a ellos.

Al público en general sólo se me ocurre preguntarle: ¿Para qué someterse a la humillación de tener que ser evaluado por el criterio de un gorila que, a la puerta de esos lugares, tiene la facultad de dejarlo entrar o no? Mejor no vaya a tales sitios. Hay otros.

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