MIS BUENOS DIAS
Acuérdate de mi cumpleaños

MIS BUENOS DIAS <BR>Acuérdate de mi cumpleaños

RAFAEL MOLINA MORILLO
Como sabrás, mañana celebraremos nuevamente a la fecha de mi cumpleaños. Todos los años se hace una gran fiesta en mi honor y creo que en este año sucederá lo mismo. En estos días la gente hace muchas compras, hay anuncios en la radio, en la televisión y en todas partes, no se habla de otra cosa, si no de lo poco que falta para que llegue ese día. La verdad, es agradable saber que, al menos un día del año, algunas  personas piensan un poco en mí.

Como tu sabes, hace muchos años empezaron a festejar mi cumpleaños. Recuerdo el año pasado, al llegar ese día, hicieron una gran fiesta en mi honor. Había cosas deliciosas en la mesa, todo estaba decorado y recuerdo también que había muchos regalos; pero… ¿sabes una cosa? Ni siquiera me invitaron. Yo era el agasajado y ni siquiera se acordaron de invitarme. La fiesta era para mí y cuando llegó el gran día me dejaron afuera, me cerraron la puerta… y yo quería compartir la mesa con ellos.

La verdad es que no me sorprendí, porque he observado que en los últimos años todos me cierran la puerta. Y, como no me invitaron, se me ocurrió entrar sin hacer ruido. Entré y me quedé en un rincón. Estaban todos bebiendo, habían algunos ebrios contando chistes, carcajeándose. La estaban pasando en grande. Para colmo, llegó un viejo gordo vestido de rojo, de barba blanca y gritando ¡jo-jo-jo! Parecía que había bebido de más. Se dejó caer pesadamente en un sillón y todos los niños corrieron hacia él, diciendo: «¡Santa Claus, Santa Claus!» ¡Como si la fiesta fuese en su honor! Hubo un momento en que todos comenzaron a abrazarse. Yo extendí mis brazos esperando que alguien me abrazara y… ¿sabes? Nadie me abrazó. De repente todos empezaron a repartirse los regalos, uno a uno los fueron abriendo, hasta que se abrieron todos, me acerqué para ver si de casualidad había alguno para mí.

¿Qué sentirías si el día de tu cumpleaños se hicieran regalos unos a otros y a ti no te regalaran nada? Comprendí entonces que yo sobraba en esa fiesta, salí sin hacer ruido, cerré la puerta y me retiré.

Cada año que pasa es peor, la gente sólo se acuerda de la cena, de los regalos y de las fiestas, y de mí nadie se acuerda. Quisiera que esta Navidad me permitieras entrar en tu vida, quisiera que reconocieras que hace casi dos mil años vine a este mundo para dar mi vida por ti en la cruz y de esa forma poder salvarte. Hoy sólo quiero que tú creas en esto con todo tu corazón.

Voy a contarte algo, he pensado que como muchos no me invitaron a su fiesta, voy a hacer la mía propia, una fiesta grandiosa como la que jamás nadie se imaginó, una fiesta espectacular… Todavía estoy haciendo los últimos arreglos, por lo que este año estoy enviando muchas invitaciones y en este día, hay una invitación para ti, sólo quiero que me digas si quieres asistir. Te reservaré un lugar, y escribiré tu nombre con letras de oro en mi Gran Libro de Invitados. En  ésta fiesta sólo habrá invitados con previa reservación y se tendrán que quedar afuera aquellos que no contesten mi invitación.  Prepárate porque cuando todo esté listo, daré la gran fiesta.

Hasta pronto… Tu amigo, Jesús.
(Contribuido por Orlando Batista)

r.molina@verizon.net.do

Publicaciones Relacionadas

Más leídas