RAFAEL MOLINA MORILLO
La gracia de un brindis no estriba tan solo en levantar la copa y beber el licor en compañía de amigos, familiares o simples relacionados por razones de negocio o trabajo. Las importantes son las palabras que se dicen con el brindis.

Hay dedicatorias para todo y he tenido la oportunidad de participar de algunas de ellas. Hoy quiero compartir con mis lectores algunas de las que, por su originalidad, permanecen en mi memoria.

En un grupo de deudores de un banco: “Brindemos por los banqueros, esos caballeros que nos prestan una sombrilla cuando el sol está afuera y quieren quitárnosla cuando empieza a llover”.

Otro entre deudores: “Brindemos por nuestros acreedores, que Dios los adorne con las tres grandes virtudes: fe, esperanza y caridad”.

Contra los enemigos: “Brindemos porque seamos siempre felices, y que nuestros enemigos lo sepan”.

Para perdonar: “Brindemos para que siempre recordemos que errar es humano y perdonar es divino”.

Por la amistad: “Brindemos por los verdaderos amigos, que saben lo peor de nosotros pero se resisten a creerlo”.

Otro por la amistad: “Brindo porque cuando tu vida llegue a su fin, todos podamos decir que hemos perdido a un amigo”.

Por la vida: “Brindo porque vivas todo el tiempo que quieras, pero ni un minuto más”.