Hoy 
POR RAFAEL MOLINA MORILLO
A la dirección de la poderosa y suculenta Liga Municipal Dominicana le pasa como al pan chiquito, que nadie lo quiere.
¿Cómo va a ser que el control de ese poderoso supra-organismo municipal, que maneja todos los millones del mundo y tiene incidencia en todos los municipios del país, yace sobre el tapete nacional sin que ninguno de los golosos partidos políticos le eche mano?
Pues sí. Aunque a muchos políticos, individualmente, se les hace la boca agua sólo de pensar en el puesto de Director de la LMD, los partidos como tales le huyen como el diablo a la cruz. Y como ninguno de ellos tiene mayoría absoluta para imponer su voluntad en una asamblea de municipios, se vislumbra que no habrá solución si no hay negociación.
A nosotros, el pueblo, que aparentemente somos únicamente los espectadores en este show, solo nos resta esperar que los actores en este drama sean igualmente amables entre sí en sus discusiones quiero decir, que ninguno de ellos sea más amable que los demás.
