Mis Buenos Días
De espanto y vergüenza

Mis Buenos Días <BR><STRONG>De espanto y vergüenza</STRONG>

POR RAFAEL MOLINA MORILLO
Con dos palabras: espanto y vergüenza, califica el presidente de la Suprema Corte de Justicia los veredictos que se dictan en algunos tribunales de la República.

Es mucho lo que se ha avanzado y es mucho todavía el camino por recorrer en materia de Justicia. Son muchos los jueces que se cuestionan. Muchas las sentencias cuestionadas. Pero avanzamos, en beneficio de un sistema judicial de respeto y respetado, en beneficio de la credibilidad de las sentencias que se dictan en los tribunales, y en beneficio de nuestro sistema democrático.

Hay muchos procesos que se conocen en algunos tribunales y que dada una sentencia, definitiva o apelada, que escandalizan a los sectores de la vida nacional. De acuerdo a si es favorable o perjudica a determinada persona o sector social o político.

La reacción es a veces unánime contra de uno o determinados jueces. Pero hay que buscar razones y fallas de manera más profunda. No se trata de uno o varios jueces. Es un punto crítico, una falla que se presenta en el proceso de la aplicación de acciones y medidas de reordenamiento, de ajustes y aplicación del código penal y las leyes que ya están en marcha, pero que necesitamos fortalecer.

Cuando alcancemos esa madurez, esa impostergable fortaleza del Poder Judicial, con jueces que actúen bajo los dictámenes de un inalienable espíritu ético, no habrá necesidad de que el presidente de la Suprema Corte de Justicia exhorte a los magistrados a alejarse del amiguismo y de la politiquería, no tendrá que proclamar que tales intereses forman parte de la corrupción que ellos deben castigar. Indudablemente que necesitamos avanzar.

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