Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
En mi época de estudiante de bachillerato una de las asignaturas que conformaban el currículum escolar era la Moral Social, y el libro de texto era uno, con ese mismo título, de la autoría de Eugenio María de Hostos. Creo que si el Maestro resucitara hoy, no llegaría al día de mañana sin haber muerto otra vez, de pena, indignación e impotencia.
No solamente son ignoradas u olvidadas sus enseñanzas sobre el comportamiento ético de las personas individualmente y en grupo, sino que quienes las siguen son tildados de tontos. Por ejemplo, la gente busca los cargos para robar, y lo que es peor, muchos son designados en los cargos para que roben, para que aprovechen la oportunidad que se les dá y salgan ricos en uno o dos años de ejercicio.
He sostenido que tan nociva como las crisis económica, política y social que nos abaten, lo es la crisis moral. Observen, si no, lo que está pasando en la población de Comendador, de la provincia fronteriza Elías Piña, donde mucha gente está clamando por la puesta en libertad del ex capitán Quirino Paulino, seriamente implicado en el tráfico de una tonelada y media de cocaína recientemente descubierto.
Como si se tratara de un mitin político, se dice que la gente grita en las calles de Comendador: ¡Quirino, querido, el pueblo está contigo!. ¿Adónde vamos a llegar? Todo porque este señor repartía dinero y favores a diestra y siniestra, cual nuevo Don Corleone caribeño, al extremo de ser llamado el padre económico de la región.
La dádiva ablanda, decían los abuelos de antes, con profunda sabiduría hija de la experiencia. Pero nunca sospeché que ablandara hasta los cimientos de la sociedad, cuyas zapatas básicas deberían estar revestidas de una coraza ética a toda prueba.
