Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
Tengo un gran dilema. Mientras parte de mis generosos lectores disfrutan esta columna cuando reproduzco en ella colaboraciones ajenas o páginas selectas de otros autores que abordan temas de motivación espiritual o autoestima, otros me amenazan con dejar de leerla si continúo siendo caja de resonancia, aunque sea de muy buenas inspiraciones.
Sea cual fuere mi decisión final escriba yo mis propios desatinos o me refugie en la sapiencia de mis colaboradores-, lo cierto es que indefectiblemente perderé lectores. Suponiendo que éstos estén representados a partes iguales en las dos tendencias, pronto podré ser abandonado por un 50% de los que me hacen el favor de posar sus miradas sobre estas líneas.
Una solución salomónica a este conflicto podría ser que escriba dos columnas, una para cada gusto? pero no! Sería demasiado trabajo. ¡Si a veces no tengo tema para cumplir mi simple compromiso diario, imagínese usted cuando necesite dos musas cada 24 horas!
Después de pensarlo un poco, creo que cederé ante la irresistible presión que me ponen los que no quieren aportes ajenos. Pero eso sí, advierto que sólo estoy anunciando un propósito, no una decisión definitiva. Que conste. A ver si lo puedo mantener. Hasta mañana.
