Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
Al igual que todos los países del mundo, y en especial los países latinoamericanos, Ecuador confronta difíciles problemas sociales, políticos y económicos. Pero dentro de esos parámetros, puede sentirse afortunada esta nación suramericana, y ello por una razón muy sencilla: su presidente no busca ni desea la reelección.
Alfredo Palacio es médico de profesión, cirujano primero y cardiólogo después, y desempeñó las funciones de ministro de Salud Pública, entrando por esa puerta a la vida política. Pero nunca quiso afiliarse a un partido determinado. En uno de esos frecuentes altibajos de la política ecuatoriana, Palacio llegó a vicepresidente de la República, y de ahí cayó en la Presidencia sin buscarla, solo para completar lo que quedaba del periodo constitucional. En resumen, gobernará solamente unos cuantos meses.
Tuve oportunidad de hacerle un par de preguntas, y me respondió que bajo ninguna circunstancia será candidato presidencial en las elecciones que tendrán lugar en noviembre de este año, principalmente porque no pertenece ni le interesa pertenecer a ningún partido político.
No cuenta con ningún respaldo en el Congreso, porque habla con una franqueza que no le he visto a ningún jefe de Estado y eso no les gusta a los congresistas.
Muchos dicen que el no pertenecer a ningún partido es mi mayor debilidad, pero yo creo mas bien que esa es mi mayor fortaleza, afirma.
Esa condición de independencia, sumada a su determinación de no buscar quedarse en el poder, lo que lo libera de tener que hacer favores y concesiones especiales a cambio de votos, es lo que convierte a su país, Ecuador, en una nación privilegiada.
Lo que más quiero es volver a mi consulta médica y ponerme mi bata blanca de médico, confiesa este hombre fuera de serie que se ha ganado mi admiración. Lástima que a los buenos ejemplos, como a las mujeres feas, nadie los sigue.
