MIS BUENOS DIAS
El chinero de la esquina

MIS BUENOS DIAS<BR> El chinero de la esquina

RAFAEL MOLINA MORILLO
Un amigo me ha hecho la observación de que, en mis escritos y otras formas de aparición pública, cada vez que quiero referirme al hombre común y corriente de la calle, pongo como ejemplo al “chinero de la esquina”.

“Explíqueme eso en forma sencilla, para que lo entienda hasta el chinero de la esquina”, suelo decirle a mis entrevistados. Tengo que admitir que el amigo que me hizo la observación tiene razón. Fíjense que no digo “el frutero de la esquina”, porque éste tiene una categoría más elevada que la del simple chinero, que es el paradigma que yo quiero usar.

En el oficio periodístico suele ocurrir que los personajes que protagonizan las noticias de cada día, piensan que todo el mundo está obligado a tener su mismo nivel cultural y, por lo tanto, debe entender sus lenguarajes, sin más ni más. Para colmo, no pocos de mis colegas periodistas piensan que ellos también deben demostrar que saben tanto o más que su entrevistado, y también le hablan a su interlocutor con exhibida sapiencia, para que se note que están de igual a igual.

Sin ánimo de parecer más humilde de la cuenta, yo a veces me alegro de no ser muy docto en determinados temas, como el económico, por ejemplo, porque de ese modo no puedo, aunque lo quisiera, formular preguntas profundas o complejas al economista que tengo enfrente. Entonces tengo que cuestionarlo con candidez, a veces con manifiesta ignorancia. Por eso le digo: “Explíquelo para que el chinero de la esquina lo entienda”.

Porque así como Supermán, el Hombre Araña y otros super héroes tienen su doble personalidad, yo tengo la mía: ¡en mi vida secreta, soy el Chinero de la Esquina!

(r.molina@verizon.net.do).

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