RAFAEL MOLINA MORILLO
El dueño de una empresa gritó al administrador, porque estaba enojado en ese momento.
El administrador llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de gastar demasiado, al verla con un vestido nuevo.
La esposa gritó a la empleada porque rompió un plato. La empleada dio un puntapié al perro porque la hizo tropezar.
El perro salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por la vereda, porque obstaculizaba su salida por la puerta.
La señora fue al hospital a vacunarse contra la rabia y gritó al joven médico porque le dolió cuando le aplicó la vacuna.
El joven médico llegó a su casa y gritó a su madre, porque la comida no era de su agrado.
La madre le acarició los cabellos diciéndole: «Hijo querido, mañana te haré tu comida favorita. Tú trabajas mucho, estás cansado y necesitas de una buena noche de sueño. Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas, para que descanses con tranquilidad. Mañana te sentirás mejor». Luego lo bendijo y abandonó la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos…
En ese momento, se interrumpió el círculo del odio, porque lo detuvieron la tolerancia, el perdón y el amor.
Si has ingresado en un círculo así, acuérdate que con tolerancia, disposición al perdón y sobre todo, con amor, puedes romperlo.
(Autor desconocido)
(r.molina@verizon.net.do).