RAFAEL MOLINA MORILLO
¡Cuánto revuelo ha causado el famoso papelito de Hernani!

Para los que viven en la Luna y no saben de qué estamos hablando, nos referimos a una nota escrita que, en plena audiencia, entregó el senador Hernani Salazar al juez que minutos más tarde ordenó la excarcelación de los ex funcionarios, sindicalistas y transportistas a quienes el Ministerio Público vincula con el escandaloso Plan Renove.

Como era de esperarse, el episodio desató una tormenta de suspicacias, primero porque el juez es reconocido como un destacado miembro del PRD, partido al cual pertenece la mayoría de los acusados, y segundo porque el senador Hernani es otro connotado perredeísta y esposo de una jueza de la Suprema Corte de Justicia.

En este caso actuó mal todo el mundo.

Actuó mal el juez que aceptó recibir un mensaje (cual que sea) de una persona ajena al tribunal, en momentos en que iba a conocer de un caso delicado en extremo, sobre el cual estaba puesta toda la atención nacional.

Actuó mal el señor Hernani, con poca delicadeza, haciendo ostentación de su influencia política y poniendo indirectamente  en peligro la buena fama de su esposa, una jueza del más alto tribunal dominicano, a la cual se le ha reconocido siempre una diáfana trayectoria profesional.

Y actuó mal, por omisión, el representante del Ministerio Público, quien debió reclamar al juez que le mostrara el papelito de Hernani, para salir de dudas o confirmar sospechas allí mismo y en ese preciso instante.

Ahora se han hecho toda clase de aclaraciones. Pero siempre quedará la duda, tan difícil de disipar como difícil es recoger el agua derramada, según cuenta la leyenda.

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