MIS BUENOS DIAS
Hiroshima

MIS BUENOS DIAS <BR>Hiroshima

RAFAEL MOLINA MORILLO
En ocasión de cumplirse ayer cincuenta años del lanzamiento de la primera bomba atómica se han desarrollado diversas actividades en muchos países, especialmente en Japón, cuya ciudad Hiroshima fue el blanco de la apocalíptica explosión.

Como es natural, los actos que se llevan a cabo son en su mayoría de recordación de la tragedia y de promesas -¿sinceras?- de que episodios como ese no se repetirán jamás.

Pero la misión del Enola Gay (así fue bautizado el avión que transportó la bomba) ha servido también de base para discusiones de carácter ético. Los dos únicos tripulantes de la aeronave, piloto y copiloto, ignoraban que la carga que llevaban era una bomba que cambiaría el curso de la historia. a costa de 140,000 muertes instantáneas y una secuela de daños incalculables.

Se afirma que cuando la bomba explotó a espaldas del Enola Gay que se alejaba del lugar con sus dos aviadores, y levantó el gigantesco hongo de la muerte, uno de ellos exclamó angustiado: «¡Dios mío! ¿Qué hemos hecho?». Mientras el otro, enterado después de los detalles de su misión, declaró que si tuviera que volver a hacerlo, lo haría con tal de ponerle fin a la guerra que estaba destruyendo al mundo.

Ambos hablaban sinceramente, desde el fondo de su corazón, convencidos de que sus respectivas posiciones eran éticas. ¿Cuál de los dos tenía razón?

Yo no tengo la respuesta. Por eso pienso que la ética es una cuestión muy personal, que cada uno tiene dentro de sí su propio código de ética y debe aferrarse a él. Lo censurable es actuar en contra de sus propias convicciones, ya sea por temor o por ventajas.

r.molina@verizon.net.do

Publicaciones Relacionadas

Más leídas