MIS BUENOS DIAS
La Moral prohibe, pero también exige

MIS BUENOS DIAS <BR>La Moral prohibe, pero también exige

RAFAEL MOLINA MORILLO
Soy reiterativo. He dicho y repito que la madre de nuestras crisis económica, política y social, es la crisis moral que padece el pueblo dominicano.

Como ejemplos, pongo en un mismo saco casos tan diferentes como los del diputado contrabandista de chinos, las chicas exhibicionistas y los jóvenes que pasearon desnudos por la avenida Lincoln, los manejos turbios del PEME y del Renove, las quiebras fraudulentas de los bancos, los contubernios de altos funcionarios con el narcotráfico, las trampas en los procesos electorales, el hombre del maletín, la creciente ola DE delincuencia; y paro de contar.

En pocas palabras, estamos atrapados en la crisis moral, o ética, como la queramos llamar, pues etimológicamente es lo mismo: Ética viene del griego «Ethos» que significa: costumbre, y Moral del Latín «Mos» que también significA costumbre. Pero ¡cuidado!, Esto no significa que se deba aceptar como buena una conducta, por el simple hecho de encontrarla con cierta frecuencia en un grupo social. Más bien, debemos entender que hace referencia a cómo ha de ser el comportamiento de las personas hasta crear una costumbre positiva en favor de una sociedad sana.

El estatuto moral de la persona no le viene de fuera. Tiene origen en su misma naturaleza y no en las simples costumbres de un pueblo, pues en todas las épocas de la humanidad han existido formas de conducta antinaturales. Si la bondad o maldad de nuestros actos dependiera únicamente de las costumbres sociales, el robo, la mentira y el crimen no deberían considerarse como malos, puesto que, lamentablemente, mucha gente acostumbra a realizarlos.

La Filosofía ha de definir, pues, la estructura moral del hombre a partir de su condición de persona, y no partiendo de la generalización de determinados comportamientos. Lo cierto es que deberíamos, los dominicanos, prestar mayor atención a nuestra crisis moral, con enseñanzas cívicas en la escuela y con ejemplos vivos en el hogar.

Algunos huyen de la Moral porque nos prohibe caprichosamente hacer determinadas acciones por considerarlas «malas». Pero la moral va mucho más allá, pues no sólo «prohibe», sino que también «exige» hacer cosas buenas, y esto puede resultar mucho más incómodo aún. Aún así, vale la pena rescatar la enseñanza y la práctica de la ética. Si no lo hacemos, difícilmente se detendrá nuestra caída en el despeñadero.

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