RAFAEL MOLINA MORILLO
Al principio, Eva no quería comer la manzana.
– Come – le dijo la serpiente- y serás como los Ángeles.
– No – respondió Eva.
– Tendrás el Conocimiento del Bien y del Mal – insistió la víbora.
– ¡No!
– Serás inmortal.
-¡No!
– Serás como Dios.
– ¡No!
La serpiente estaba ya desesperada y no sabía que hacer para que Eva comiera la manzana.
Hasta que tuvo una idea.
Le regaló nuevamente la fruta y le dijo:
– ¡No engorda!
Entonces Eva le dio a la fruta la famosa mordida. Con ese argumento ninguna mujer se resiste.
(Autor desconocido)