Hoy 
POR RAFAEL MOLINA MORILLO
La encuesta Gallup-Hoy cuyos resultados está publicando este periódico desde el lunes nos ofrece datos muy interesantes para arribar a no menos interesantes conclusiones. A la pregunta de cuáles deben ser las prioridades en las inversiones gubernamentales, el 56.4% de la gente contestó que en primer lugar está la salud, seguida por la educación, luego la ayuda a los más pobres y finalmente la creación de puestos de trabajo.
Si nos ponemos a ver, todas esas respuestas conducen a lo mismo: combatir la pobreza. Porque cuando hablamos de ponerle atención a la salud, seguramente no estamos pensando en los que pueden pagar una clínica privada o alquilar un avión ambulancia para llevar su enfermo a Cleveland o a Europa, sino en el pobre de solemnidad que apenas alcanza a llegar a un consultorio donde no hay jeringuillas, ni hilo de sutura, ni camas.
Y cuando hablamos de ponerle atención a la educación tampoco nos referimos a los colegios privados, bilingües, ni a los que felizmente pueden viajar a hacer especialidades y maestrías en Harvard o la Sorbona, sino que pensamos en los tigueritos para quienes no alcanzaron los pupitres o aquellos que reciben clases debajo de una mata de mango, si acaso no llueve.
Lo mismo pasa con la creación de puestos de trabajo y con la frase ayudar a los más pobres. Porque todo se resume, repetimos, en combatir la pobreza.
Esa es la gran tarea que tenemos por delante como pueblo. Gobernantes y gobernados, en eso es en lo que debemos empeñarnos, sobre todo en este mundo cada vez más global, más demandante y más competitivo, en vez de alentar tanta mezquindad y tanta chismografía como la que desgraciadamente palpamos día a día en nuestro mundillo político o mejor dicho, politiquero.
