MIS BUENOS DIAS
No hay excusas que valgan

MIS BUENOS DIAS <BR>No hay excusas que valgan

RAFAEL MOLINA MORILLO
Hace algunos días pagué por adelantado los servicios de una empresa para que me reparara un equipo determinado, pero cuando fui a recogerlo ayer,  que era la fecha prometida, se me informó que no pudo hacerse el trabajo porque habían sido días de mucho estrés.

Fiel al temperamento de cascarrabias que me atribuyen mis hijos, le dije a la persona que me atendía que el estrés no era una buena excusa, sino que, por el contrario, en condiciones desfavorables es cuando hay que esforzarse para hacer mejor cualquier trabajo y así demostrar que se está por encima del promedio. “Cuando no hay estrés y todo está normal, no tiene ningún mérito hacer las cosas bien”, le dije.

 Al regresar a mi casa, leí en la prensa que el estrés es una de las excusas ofrecen algunos oficiales de la Policía Nacional para disculpar al cuerpo del orden por no haber podido garantizar la paz social, tan vulnerada por la delincuencia en los últimos tiempos. Esta vez no fui yo, sino monseñor Agripino Núñez Collado, quien salió al frente de tan acomodada afirmación, dejando claro que los organismos encargados de la seguridad ciudadana “tienen que estar por encima de esas condiciones humanas” (refiriéndose al estrés).

 Es frecuente ver cómo la gente se escuda con cualquier pretexto para justificar su incompetencia o su negligencia. Hace falta divulgar una y otra vez el famoso “mensaje a García”, la historia del voluntario que cumple su cometido a carta cabal,  sin poner obstáculos ni buscar disculpas en el camino. Es una vieja y linda historia que recomiendo a quienes no la conozcan. Está en el internet.

 Mientras tanto, si es verdad que queremos ir pa’lante, eliminemos las excusas del vocabulario y del accionar cotidiano. Así llegaremos más pronto.

r.molina@verizon.net.do

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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