MIS BUENOS DÍAS
No juzgar antes de tiempo

MIS BUENOS DÍAS <BR><STRONG>No juzgar antes de tiempo</STRONG>

POR RAFAEL MOLINA MORILLO
En los días en que un helado costaba mucho menos que hoy, un niño de diez años entró en un establecimiento y se sentó en una mesa. La camarera puso un vaso de agua en frente de él. “¿Cuánto cuesta un helado de chocolate con nueces?”, preguntó el niño. “Cincuenta centavos”, respondió la camarera. El niño sacó la mano de su bolsillo y examinó sus monedas. “¿Y cuánto cuesta un helado solo, sin nueces?”, volvió a preguntar. Algunas personas estaban esperando por una mesa y la camarera ya estaba un poco impaciente. “Treinta y cinco centavos”, dijo ella bruscamente. El niño volvió a contar la monedas. “Quiero el helado solo”, dijo. La mesera le trajo el helado, puso la cuenta sobre la mesa y se fue. El niño terminó el helado, pagó en la caja y se marchó. Cuando la camarera volvió, empezó a limpiar la mesa y entonces le costó tragar saliva con lo que vio. Allí, puesto ordenadamente junto al plato vacío, habían veinticinco centavos. Su propina.

(Contribuido por “Gloria”)

(r.molina@verizon.net.do)

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