RAFAEL MOLINA MORILLO
No sin cierto rubor por los inmerecidos elogios que se me endilgan, reproduzco sin ambages la carta de Rafael Peralta Romero que acabo de recibir por el correo electrónico:  «El artículo «Los Reyes y Santa Claus», publicado el jueves seis, me mueve a comunicarme con usted. Estuve tentado a usar la manoseada expresión «No tiene desperdicios», con la que se suele elogiar un escrito, pero vencí esa tentación, porque advertí que su magnífico texto sí tiene un «desperdicio». Se encuentra en la primera frase del último párrafo: «Que me perdonen Santa Claus y sus auspiciadores,..». ¿Perdón por qué? Son ellos los intrusos, los extraños, los invasores.

«Que pidan perdón los «auspiciadores» de desvirtuar la cultura y las tradiciones dominicanas para dar paso a expresiones foráneas promovidas por intereses comerciales. Lo que ocurrió con el «decorado» de la simbólica calle El Conde, con el tal Santa y una gaseosa que emplea el color rojo en sus promociones, pudiera provocar la renuncia del síndico del Distrito Nacional, si la ética orientara el quehacer público nacional.

«El artículo al que me refiero es una joya periodística. Presenta usted en esa reflexión una verdadera demostración de la grandeza de lo sencillo. Cuando los gobernantes respetan a su pueblo, toman en cuenta sus costumbres, su forma de ser, lo que identifica a un conglomerado como una nación. Muchos dominicanos no saben que con ciertas prácticas le facilitan el «trabajo» a quienes menoscaban nuestra identidad como pueblo.

«El seis de enero es y seguirá siendo del Día de Reyes, pero este año fue laborable. Espero que los niños lo hayan gozado. Ahora falta del día de Reyes oficial, el lunes 10, que será como un culto a la holgazanería, pues ¿qué sentido tiene un feriado si la festividad ya pasó? Y otro asunto, ¿cuándo le toca a la Vieja Belén venir a consolar a los niños olvidados de los Reyes? Gran confusión ha de tener la pobre doñita. Si se presenta el domingo nueve, contraviene una disposición oficial, pues llegaría antes que los Reyes. Si lo deja para el domingo 16, les aleja la esperanza a los niños desposeídos.

«Ojalá Doña Belén haya leído el artículo suyo, pues así sabría cuándo venir. Entenderá también que en un país algunas leyes tienen aplicación así en la tierra como en el cielo. Gracias, doctor Molina.»