Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
Por el hilo se llega al ovillo.. si se quiere llegar. Porque si no hay voluntad, no hay resultados. La prensa de ayer nos informa que efectivos de la Marina de Guerra desmantelaron en la zona Este del país varias fábricas clandesstinas de yolas que serían utilizadas para realizar viajes clandestinos a Puerto Rico.
Estos viajes nos traen de cabeza, tanto a los dominicanos, que vemos morir ahogados o víctimas de los tiburones a tantos hermanos, como a las autoridades puertorriqueñas que inútilmente tratan de controlar esa migración ilegal que viola sus leyes y sus derechos. En otras palabras, teóricamente debe haber un interés supremo en poner fin al pingüe negocio de los viajes en yola.
Resulta extraño, en consecuencia, que junto a la noticia de la destrucción de las fábricas clandestinas de yolas, no se hayan dado a conocer los nombres de los dueños de tales fábricas, o de quienes las encargan para comprarlas y ejecutar con ellas los viajes ilegales. ¿Por qué no se dicen los nombres? ¿Porque son pejes gordos? ¿Tienen muchos enllaves… o mucho poder? ¿No había nadie en las fábricas cuando llegaron los marinos a desmantelarlas? ¿Eran fábricas fantasmas, sin un ser viviente que diera una pista?
Lo que pasa es que aquí está vigente la ley del encubrimiento de delincuentes, la ley del silencio, la ley de no decir las verdades completas. En este caso la Marina de Guerra está actuando igualito que la Policia Nacional, que no quiere dar los nombres de sus altos oficiales que usaron indebidamente vehículos robados, en vez de devolverlos a sus legítimos dueños. Eso se llama encubrimiento, una figura prima hermana de la complicidad.
Lo hemos dicho antes y lo reiteramos otra vez: si se quisiera terminar de una vez por todas con el negocio de los viajes ilegales en yola a Puerto Rico, hace rato que los hubiéramos podido terminar. Lo que pasa es que…¡$$$$$$$!
