POR RAFAEL MOLINA MORILLO
La Junta Central Electoral, a decir de uno de sus jueces, está preocupada por la elevada abstención de votantes que podría registrarse en las elecciones congresales y municipales de mayo próximo. Y razones hay de sobra para preocuparse.
No es un fenómeno únicamente dominicano, sino continental, el del descreimiento creciente de las poblaciones latinoamericanas en los políticos y los partidos. Cada vez se cree menos en ellos, y de ahí el desinterés de la gente en acudir a las urnas.
Alguien ha planteado el asunto de esta manera: si no voto, dejo que el poder caiga en manos inexpertas o corruptas; y si voto, contribuyo a poner el poder en manos inexpertas o corruptas.
Hay que cambiar esa percepción generalizada por otra más potable, pero que sea ajustable a la realidad. Los sufragantes tienen que aprender a exigir a los políticos que les rindan cuentas una vez que resulten electos para uno u otro cargo. Y los partidos tienen que tomar conciencia de su papel en una democracia, que no es simplemente ganar unas elecciones para después favorecer a sus líderes y seguidores, sin importarles el país para nada.
La abstención es el no creo en ti que le dicen los ciudadanos al sistema de partidos, tal y como lo conocemos. Que nos muestren otra cara y otras conductas, y después hablamos.