Mis Buenos Días
Reflexiones en el Día del Periodista

Mis Buenos Días <BR><STRONG>Reflexiones en el Día del Periodista</STRONG>

POR RAFAEL MOLINA MORILLO
Mucha gente piensa que cuando los periodistas defendemos con tanto ardor la libertad de prensa, lo hacemos para que se nos trate con privilegios, como si fuéramos una clase especial. No es así. La libertad de expresión no es una propiedad exclusiva de los periodistas, sino una prerrogativa de la sociedad entera. Los periodistas solamente somos el instrumento, la herramienta, para hacer funcionar esa libertad, que constituye, después del de la vida, el más valioso de todos los derechos humanos. 

Pocas profesiones, sin embargo, tienen mayores exigencias que la de informador de la colectividad. El periodista  de estos tiempos ha de tener la suficiente integridad moral e intelectual para escribir con igual honestidad de lo que le agrada como de lo que le disgusta, de lo que puede beneficiarle como de lo que puede causarle perjuicios, de sus amigos como de sus detractores.

Porque el periodismo es una profesión que no puede estar influída por amistades ni temer a los enemigos, no debe buscar favores ni aceptar gratificaciones. La pasión, los prejuicios y el fanatismo son fatales para esta profesión, que está inevitablemente dedicada al bien público, por un lado, y por otra parte a exponer el fraude, la malversación o la incompetencia en la conducción de los asuntos públicos.

En este Día del Periodista es oportuno recordar que el periodismo, como ya se ha dicho muchas veces, puede ser la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios. No hay término medio. Cada quien es libre de elegir por cuál de las dos vertientes inclinarse. O se tiene la vocación de servicio a favor de la sociedad, o se elije la carrera de periodismo como un simple modo de ganarse la vida y obtener ventajas particulares como principal objetivo. Felizmente, cada vez es mayor el número de los que creemos en la primera opción, con el firme convencimiento de que nuestra más importante y trascendente misión es la de defender, como un perro guardián, la vigencia de los derechos humanos, que son, a su vez, la zapata y el sostén de toda sociedad democrática.

(r.molina@verizon.net.do)

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