Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
Llegó la hora de desintoxicarnos de tanta politiquería barata. El que ganó, ganó, y el que perdió, perdió. Basta ya de pataleos y de poses falsas. Volvamos a la normalidad.
Por si acaso, no creo necesario insistir en que no tengo banderías políticas y por lo tanto no soy parte interesada. Muchas veces en el pasado mi voto ha sido blanco, otras colorao y hasta morado. Aunque no lo crean, es así. Y también en ocasiones no ha faltado en mi repertorio uno que otro de los colores minoritarios, a sabiendas de que eran votos tirados a fondo perdido. Por eso puedo hablar seguro de que nadie me malinterpretará.
La gente de la alianza rosada, en vez de tanta alharaca y vocinglería, debería dignamente aceptar su derrota electoral y concentrarse en hacer su autocrítica, con miras al futuro. Por su parte, los ganadores deben cuidarse mucho para no embriagarse con las mieles del triunfo. Deben tener presente que con su victoria lo único que han hecho es contraer un compromiso muy serio con la nación, que no quiere verlos aprovechándose del poder para sus beneficios particulares, sino usándolo para el bien del país.
Pero, ¡por Dios!, ya está bueno de dimes y diretes. Que cese, de una vez por todas, el clásico pataleo de los malos perdedores. Dejemos que la Junta Central Electoral cuente los votos con tranquilidad. Total, que votos más o votos menos, el resultado final va a ser el mismo. Volvamos, pues, a la normalidad.
