Mis buenos días
¿A qué tanto revuelo?

<STRONG>Mis buenos días<BR></STRONG>¿A qué tanto revuelo?

POR RAFAEL MOLINA MORILLO
No alcanzo a entender por qué se les da tanta importancia a los cambios que realizan los presidentes de la República en el tren de la administración pública. Trátese de secretarios de Estado o de simples conserjes, los empleados públicos no son más eso: empleados públicos nombrados por el Poder Ejecutivo, que en cualquier momento pueden ser reemplazados por el mismo que los empleó, sin tener que dar explicaciones.

Es tradición entre nosotros esperar cambios de funcionarios en determinadas fechas del año, especialmente en las fechas patrias. Eso viene desde la época de Trujillo, por lo menos. Cada vez que se acerca un 27 de Febrero oun 16 de Agosto (también ocurre lo mismo en la fecha de Año Nuevo), mucha gente comienza a frotarse las manos, deseando la cancelación de éste o aquel… mientras otros pierden el sueño con la pesadilla de que pueden amanecer destituídos.

Total: nada. Generalmente los cambios, cuando se producen, se limitan a rotaciones de un lado para otro, con la misma gente y los mismos rostros. Y nada cambia, nada cambiará, porque para suplir las deficiencies que se presentan en la maquinaria del Estado, lo que hace falta es cambio en las políticas aplicadas, no solamente una sustitución o una rotación de personas. Entonces, no hay que dar muchas vueltas, ya que, como dice el refrán, la fiebre no está en la sábana.

(r.molina@codetel.net.do)

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