Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
En la Misión Permanente de la República Dominicana ante la Organización de las Naciones Unidas, con sede en Nueva York, el gobierno anterior tenía un exceso de personal, especialmente en lo relativo a los más altos rangos. Había cinco embajadores alternos, dos ministros consejeros y tres consejeros, aparte de los empleados de nivel básico.
Pues bien, ese personal ha sido barrido por el nuevo gobierno, que en su lugar ha designado cinco embajadores alternos, dos ministros consejeros y tres consejeros. ¡Exactamente lo mismo que había antes!
¿Es esto austeridad? ¿A esto se refería el presidente Fernández cuando dijo, ante la Asamblea Nacional, que teníamos que apretarnos el cinturón?
Es solo un ejemplo. A nuestro derredor hay otros casos que son más bien una negación de lo que cualquiera entiende por austeridad. Se ha hablado de la supresión de un 20% de la nómina de la administración pública, pero hasta ahora eso ha sido solamente palabras.
Quisiera que, de verdad, funcione un plan de austeridad en el país. Para ello, sin embargo, es necesario dejar a un lado los compromisos políticos que parecen poner al gobierno entre la espada y la pared, al extremo de tener que ignorar la vigorosa promesa presidencial del día de la toma de posesión.
