RAFAEL MOLINA MORILLO
El procurador fiscal del Distrito Nacional, doctor José Manuel Hernández, ha sido categórico y coherente al reafirmar que dará a conocer los nombres de los altos oficiales de la Policía Nacional que utilizaron indebidamente vehículos que habían sido robados a sus dueños y posteriormente recuperados por la institución.
Celebro particularmente esta actitud correcta del representante del Ministerio Público en la capital, porque hemos sido consistentes en nuestro pedido para se den a conocer los nombres de esos malos oficiales y que éstos eventualmente sean sometidos a la acción judicial ordinaria.
Lamentablemente, los esfuerzos que se han realizado en ese sentido, encauzados dentro del marco de la Ley General de Acceso a la Información Pública, han chocado con la resistencia del Jefe de la Policía Nacional y de otros sectores de la sociedad que favorecen el encubrimiento de los implicados en el escándalo.
La actitud firme y diáfana del fiscal Hernández es un ejemplo de lo que deben ser las actuaciones de todo funcionario responsable y conciente de sus deberes con la sociedad. Por ello, la ciudadanía contrae con el fiscal una deuda de solidaridad, para que sepa que cuenta con el respaldo y la simpatía de todos en su afán de hacer cumplir las leyes .
Confío en que el señor fiscal del Distrito Nacional se mantendrá firmemente apegado a sus reconocidos principios éticos y profesionales, y le brindo desde ahora mi decidido apoyo en la difícil cruzada de imponer el imperio de la ley en todos los órdenes y a todos los niveles.
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