POR RAFAEL MOLINA MORILLO
Un soldado se quedó pasmado cuando escuchó al general Robert E. Lee hablar elogiosamente de otro oficial… General -le dijo-, ¿sabe usted que el hombre del cual habla tan bien es uno de sus peores enemigos y que no pierde ninguna oportunidad de difamarlo?.
Sí -dijo el general-, pero a mí me pidieron mi opinión de él, no la que él tiene de mí.
Un hombre entró a robar a casa de su vecino, el cual lo sorprendió en la acción. Al saberse descubierto se llenó de temor, pero contrariamente a lo que esperaba, su vecino solo le dijo: Amigo, no sabía que tuviera usted tanta necesidad como para a llegar a esto; yo no tengo mucho, pero por favor dígame si puedo hacer algo por usted, trataré de ayudarle lo más que pueda.
La amabilidad de Lee y de este personaje anónimo, es una ilustración inspiradora de lo que es devolver bien por mal. Ahora bien, estoy seguro de que eso no es fácil de hacer. De hecho, a veces parece imposible.
Abraham Lincoln dijo una vez: La mejor forma de derrotar al enemigo es hacerlo tu amigo. Por tanto, con ayuda de Dios, amemos a nuestros enemigos, bendigámoslos, hagámosles bien y oremos por ellos.
Igual que nuestro Señor, estemos preparados para devolver bien por mal… incluso a nuestros enemigos.
(Contribuído por Yudelka Guillen Kunhardt)
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