Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
¿Sabía usted que, dependiendo del sitio donde usted se emborrache, puede ser un delincuente o una persona honorable? Por lo menos, en esta República Dominicana de nuestros amores, los jumos se clasifican por categorías, siendo los más distinguidos de todos las borracheras de Cinco Estrellas.
Como es sabido, existe una disposición de la Secretaría de Interior y Policía que establece horas límites para la venta de bebidas alcohólicas en los lugares de diversión, clubes y restaurantes, con el fin de preservar el orden público y la seguridad ciudadana. Pero esa disposición tiene sus excepciones, en virtud de las cuales determinados negocios considerados de 5 estrellas quedan autorizados a vender dichos licores más allá de la hora tope prefijada.
Parecería que los tragos que se consumen en tales lugares no se les suben a la cabeza a los borrachones que los frecuentan, y por lo tanto éstos no pueden alterar el orden, como podría suceder si el mismo jumo se lo diera el mismo individuo en uno de los locales no autorizados a exceder el límite indicado.
No entiendo la lógica ni los criterios de las autoridades para proceder de esta manera tan contradictoria. Si se considera dañino el consumo de alcohol a determinadas horas de la noche o madrugada, lo mismo dá que la bebentina sea en un colmadón de mala muerte o en un fino salón de un hotel de cinco estrellas.
Esos privilegios deben cesar.
(Amigos lectores: recuerden que desde el lunes 14 esta columna aparecerá solamente en El Día y en la dirección electrónica: http://www.eldia.com.do)
