Hoy 
POR RAFAEL MOLINA MORILLO
Cada día que pasa se acentúa más la sospecha de que el gobierno comenzó a construir el Metro sin haber hecho los estudios correspondientes y sin cumplir los trámites burocráticos que dice la ley.
Porque de otra manera no se explica que se exponga tan «de pechuga» ante la opinión pública como un simple y vulgar desacatador de las sentencias judiciales.
Nos referimos, ya lo habrán adivinado los sagaces lectores, al caso de Huchi Lora y su reclamo de información sobre la construcción del Metro, avalado por una juiciosa sentencia que el Poder Ejecutivo se resiste a cumplir, actiud con la que se coloca al margen de la ley.
¿Qué puede esperarse? El gobierno podría imponer un acto de fuerza y decir «no me da la gana», al estilo de los modelos autoritarios que se están poniendo de moda en América Latina. O confesar, simple y llanamente, que nunca se hicieron estudios ni presupuesto para la obra en cuestión. Cualquiera de los dos caminos es ominoso.
Lo mejor que puede hacer el gobierno es dar sin más ni más la información solicitada si es que la tiene. Porque cada día que pasa, el agua se le acerca más al cuello sumergiéndolo en el proceloso mar de la desobediencia legal.
