POR RAFAEL MOLINA MORILLO
Ayer fue un dia de banderos y caravanas. Me encontré en menos de dos horas con por lo menos tres de esos tumultos en las calles de la capital. ¡Anda p’al cara….! ¿Y es así como quienes patrocinan esos desórdenes callejeros piensan inducir a la gente a que vote por ellos?

Un paquete de guaguas destartaladas con los “militantes” saliendo salvajemente hasta por las ventanas, oleadas de motociclistas cuasi-suicidas, vocinglería y malas palabras a diestra y siniestra, y música (perdón, ¿dije música?) bulla, más bien, a todo volumen vomitada por las estremecedoras bocinas de las ya famosas “peynadoras”… ese es el panorama que aparentemente tendremos que soportar en lo que queda de la campaña política.

Por otro lado, tenemos la guerra de los afiches y las vallas. El país entero está saturado de ellos, en cada esquina, a cada paso, en cada curva de las carreteras. ¿Que si tiene eso algo de malo, aparte de la contaminación visual que ello conlleva? Pues sí: la falta de contenido. Parecería un concurso de fotografías retocadas, para lucir quince años más joven. Pero de contenido, nada. “Fulano, diputado”, es cuanto dicen los afiches, sin un mensaje indicativo de los aportes positivos que proporcionaría la elección del personaje.

No pretendo que los políticos se abstengan de hacer sus esfuerzos por ganar cada vez más adeptos. Pero sueño con métodos más civilizados, menos bullangueros y más respetuosos.

(r.molina@verizon.net.do)