Mis buenos días
Corrupción e impunidad

<STRONG>Mis buenos días<BR></STRONG>Corrupción e impunidad

RAFAEL MOLINA MORILLO
Lo he dicho y escrito varias veces, pero es preciso repetirlo ahora con motivo de la sazonada encuesta internacional que establece altos índices de corrupción en la República Dominicana.

La corrupción es difícil de evitar, porque es algo que está en la naturaleza humana. “En el hombre existe mala levadura”, le decía el Lobo de Gubia a San Francisco de Asís, en el poema de Rubén Darío… y no se equivocaba la bestia feroz.

Lo que no es tan difícil es castigar a los corruptos, si de verdad queremos acabar con la corrupción. Y ahí es donde se le retuerce el rabo a la puerca, porque la impunidad también parece haberse enseñoreado en nuestra débil sociedad.

La impunidad, a su vez, arrastra a la inmoralidad y por ende alimenta la crisis ética que nos agobia y que produce más y más corrupción.

¿Cómo salir de ese círculo vicioso? Lo he planteado también muchas veces. El mal solo puede ser atacado y vencido verticalmente, de arriba hacia abajo. El ejemplo debe venir desde la cúspide, de donde también tiene que bajar la mano que blande la espada del castigo justo y legal, pero implacable y sin contemplaciones, caiga quien caiga.

Cuando esto suceda, la moralidad, la justicia y la transparencia vendrán entonces juntas, por gravedad, en cascada, bañando todo lo que tocan a su paso. Pero tiene que empezarse desde arriba. No hay otro modo.

(r.molina@codetel.net.do)

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