Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
Este cuento, contribuído por mi espontáneo colaborador Rafael Hernández, les va a gustar a las secretarias. A ellas se lo dedico:
Sucede que recientemente una gran corporación contrató a un grupo de caníbales. «Todos ustedes son ahora parte de nuestro equipo», dijo el jefe de Recursos Humanos en el discurso de bienvenida. «Tienen todos los beneficios usuales y pueden ir a la cafetería para comer algo, pero por favor no se coman a ninguno de los empleados».
Los caníbales prometieron no hacerlo. Cuatro semanas después el jefe remarcó: «Todos han trabajado muy duro y estoy satisfecho con ustedes¼ sin embargo, una de nuestras secretarias ha desaparecido. ¿Sabe alguno de ustedes que puede haberle sucedido?»
Todos los caníbales movieron su cabeza en señal de negación.
Luego que el jefe se fue, el líder de los caníbales les preguntó a los otros: ¿Quién de ustedes, idiotas, se comió a la secretaria?»
Uno de ellos, cavizbajo y arrepentido, levantó la mano. Entonces, el líder, visiblemente molesto, le gritó: ¡Grandísimo idiota, por cuatro semanas hemos estado comiendo gerentes y nadie lo había notado, pero, carajo!!!!, tenías que comerte a la secretaria!
Moraleja: cuando alguien es útil, su ausencia se nota.
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