Hoy 
POR RAFAEL MOLINA MORILLO
Nunca como ahora se había sentido la sociedad dominicana tan desamparada frente a los delincuentes, por más que el Jefe de la Policía diga que este es el país más seguro del continente. No hay día que la prensa no reporte un asalto, un secuestro, un macuteo, un fraude
sin que al final no pase nada, absolutamente nada.
¿Será una falta de la Policía o de la Justicia? De ambos. Porque la primera debe prevenir el crimen, no solo perseguirlo después de cometido. Y la justicia parece que está muy suave, demasiado tolerante y elástica.
En definitiva, sin embargo, lo que mandan las circunstancias es que la sociedad se involucre en la lucha contra el crimen y la corrupción. Que cada uno de nosotros, desde el instante en que sospeche o sepa que alguien está faltando a la ley y a la moral social, lo haga saber sin pérdida de tiempo. Se trata ya de una batalla por nuestra supervivencia. En cuanto al crimen organizado, ya que las autoridades han demostrado ser inoperantes, la sociedad civil tiene que arribar a una decisión para defenderse por sí sola, aunque sin violar los principios constitucionales que confieren esas funciones a organismos específicamente señalados.
Lo cierto es que estamos cada vez más acorralados. El Gobierno está en la obligación de demostrarnos que no nos equivocamos cuando votamos por él.
