MIS BUENOS DIAS
El escritorio de la vida

MIS BUENOS DIAS<BR>El escritorio de la vida

RAFAEL MOLINA MORILLO
A veces pienso que la vida es como un escritorio, sobre el cual uno va colocando inconscientemente objetos, souvenires y documentos que permanecen allí en una promiscuidad de lo útil con lo inútil, de lo importante con lo intrascendente.

Echemos una ojeada, por ejemplo, a nuestro escritorio o mesa de trabajo y veremos de cuántas cosas inútiles podremos prescindir: bolígrafos que no escriben, miniaturas de bronce de la torre Eiffel o del Empire State Building que alguien nos regaló hace años, dos o tres ceniceros con las más diversas formas, pisapapeles con propaganda de algún producto comercial, calendarios que nunca consultamos y así por el estilo.

Conviene entonces, de vez en cuando, hacer una limpieza general. Vaciarlo todo, pasar un paño para dejar libre polvo y sucio la superficie del mueble y comenzar de nuevo a colocar cada cosa en su lugar. Pero eso sí, seleccionando tan solo aquellas piezas que realmente tengan un significado profundo para uno. Todo lo demás ¡al zafacón del olvido!

Pero más importante que limpiar el escritorio es limpiar nuestra alma. ¡Cuánta basura podríamos encontrar allí! Despojémonos de rencores guardados allí por años, borremos recuerdos improductivos, desterremos envidias inconfesadas. Pasemos revista a nuestros amigos y a nuestros amores, y  descubriremos que realmente éstos son muy pocos¼ ¡a esos hay que cuidarlos muy bien!

Decidámonos a hacer una limpieza general de nuestra vida. Por dentro y por fuera. Aligeremos la carga que innecesariamente llevamos a cuestas en la vida y que, en gran parte, de nada nos servirá. Nos vamos a sentir como si nos quitáramos un gran peso de encima.

r.molina@verizon.net.do

Publicaciones Relacionadas

Más leídas