RAFAEL MOLINA MORILLO
Uno de los periodistas más capacitados, valientes y respetuosos de estos tiempos es Euri Cabral. Se podrá estar o no estar de acuerdo con sus planteamientos, pero hay que reconocerle altura y honestidad en lo que dice y defiende.
El fallido atentado de que fue objeto hace dos noches le suma méritos a Euri Cabral. Pero además de esos méritos, que no necesitaba, el economista y comunicador requiere seguridad. Esa seguridad que el Estado está obligado a garantizar a todos los ciudadanos, especialmente a aquellos que ponen en riesgo sus vidas por orientar a la sociedad de la mejor forma que creen poder hacerlo.
Los responsables de la cobarde acción deben ser identificados por las autoridades y ejemplarmente sancionados, por el doble crimen que intentaron ejecutar. Doble porque, cuando se asesina a un periodista, al mismo tiempo que se le quita la vida a un ser humanos, se le niega también a la sociedad el derecho de conocer el mensaje o la noticia que aquel iba a ofrecerle.
Reciba Euri Cabral, en este momento difícil, nuestra incondicional solidaridad, nuestra amistad, nuestra admiración, nuestro abrazo fraterno.
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