Hoy 
POR RAFAEL MOLINA MORILLO
El presidente Fernández tiene motivos para estar contento. Los numeritos parciales que está tirando la Junta Central Electoral a medida que cuenta los votos, parecen indicar que el Partido de la Liberación Dominicana quedará con una clara mayoría en el Senado, y posiblemente una muy buena posición en la Cámara de Diputados. O sea, un virtual dominio en el Poder Legislativo.
Obligado a gobernar durante los primeros dos años de su actual gestión con una verdadera aplanadora senatorial, Leonel ve ahora el cielo abierto para impulsar sin resistencia sus proyectos legislativos. En su entusiasmo, ha llegado a decir, con otras palabras, que con un Congreso Nacional a su favor le será más fácil realizar la reforma constitucional que reclama la nación.
Es cierto que existe un razonable clamor que pide cambios en la Carta Magna. Pero ¿cuáles cambios? Imagino que no serán únicamente los cambios que Leonel Fernández tenga en mente, ni tampoco -de manera excluyente- los que se les ocurran a los nuevos senadores.
Aunque la Constitución pone en manos de los legisladores ordinarios la facultad de modificarla, pienso que éstos deben ceder generosamente parte de ese derecho exclusivo, a fin de que la reforma de marras sea el resultado de un consenso nacional, fruto de los aportes que, junto a ellos, puedan hacer otras personas e instituciones reconocidas por su seriedad y capacidad profesional.
En otras palabras, aspiro a que los virtuales triunfadores de hoy no se conviertan en los eventuales aplanadores de mañana.
