RAFAEL MOLINA MORILLO
No conozco a ninguno de los dos, ni a la droga ni al reguetón. Solo sé que la primera es terrible y el segundo es un género musical de estos tiempos, que parece gustarle mucho a los jóvenes de hoy día, talvez por su acentuado toque erótico.
De repente me entero de que hay un movimiento en marcha para que se prohiba difundir esa música porque se supone que lleva mensajes negativos e incita a la juventud al consumo de drogas y otras sustancias prohibidas.
Se me ocurre pensar que la música en sí, por mala calidad artística que tenga, no puede tener ese efecto tan influyente como para inducer a nadie a consumir drogas. Ahora bien, LA LETRA de esas canciones sí podría llevar mensajes para estimular el uso de estupefacientes y cometer crímenes y delitos. En ese caso, lo que habría que perseguir es la difusion de esos mensajes, con reguetón o sin reguetón, por atentar a las buenas costumbres o alterar el orden público, como dice la ley.
He tenido noticias de que hay algunos reguetones cuya letra lleva mensajes positivos, y me han dicho que también los hay hasta con mensajes religiosos, como una manera inteligente de algunas iglesias para atraerse a los jóvenes hacia una fe determinada.
De modo, pues, que lo que hay que prohibir son las incitaciones a perturbar el orden público y los atentados a la moral y las buenas costumbres, pero no prohibir anticipadamente toda la música que tenga el ritmo del reguetón, solo porque sea reguetón. Es importante saber establecer la diferencia.