Mis buenos días
La sorpresa que sueño

<STRONG>Mis buenos días<BR></STRONG>La sorpresa que sueño

RAFAEL MOLINA MORILLO
Cada vez que uno sale de viaje sueña con encontrar a su regreso alguna agradable sorpresa en su ciudad: las calles más limpias, un parque remodelado, la basura recogida, los semáforos funcionando…

En ese orden de ideas, mientras arreglo mis maletas y mis papeles para viajar a Estambul en gestiones de la Sociedad Interamericana de Prensa, he tenido un sueño recurrente que no hay manera de sacármelo de la cabeza: el malecón lleno de luces!!

La iluminación del que ha sido considerado por muchos como el más bello paseo del área del Caribe, ha sido prometida infinidad de veces, pero por alguna razón  inexplicable las tinieblas siguen reinando a todo lo largo y ancho de la vía.

El hermoso bulevard solo puede exhibir sus encantos de día, pero desde que el sol se oculta en el horizonte, mete miedo. Miedo a tener que cambiar un neumático y que salga un delincuente agresivo de entre las sombras; miedo a dar un paseo a pie y ser víctima de un atraco; miedo a caer en una cloaca a la que le han robado la tapa; miedo, en fin, a la complicidad de todo lo que no se ve por la falta de luz.

Por eso sueño una y otra vez con nuestro paseo junto al mar, regiamente iluminado, que la noche no tenga nada que envidiarle al día, con luces que nos inspiren seguridad y confianza.

Soñar no cuesta nada, dice una canción. Toda la vida es sueño, dijo Calderón de la Barca. Y los sueños, sueños son. Pero aún así, sigo soñando con un malecón resplandeciente, lleno de luces y colores, de vida y alegría. ¡Que vivan los sueños!

 (r.molina@codetel.net.do)

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