RAFAEL MOLINA MORILLO
Por decreto, los Reyes Magos no debieron llegar anoche al país, como estaba previsto desde hace siglos. La disposición oficial estableció que desembarquen el domingo y hagan su trabajo durante la noche y dejen sus cargamentos de juguetes para que los niños los disfruten a partir del lunes 10.

Pero aparentemente los magos de Oriente no hicieron caso o tal vez se valieron de algún sortilegio para burlar a las autoridades. Aunque el viejo Santa Claus se les adelantó, como de costumbre, y repartió regalos a diestra y siniestra la noche del 24 de diciembre, los Reyes hicieron anoche su tradicional periplo como una reafirmación de la tradición criolla que se empeña en no dejarse apabullar por el gordo de mameluco rojo y barba blanca.

Yo prefiero mil veces a los Reyes, quizás por nostalgia y añoranzas. Son irreemplazables, para mí, las emociones que entrañaba el ir a buscar la yerba de guinea para los camellos, asi como el agua que esos animales del desierto necesitaban tanto para su larga travesía de regreso a las estrellas.

Que me perdonen Santa Claus y sus auspiciadores, pero me quedo con Gaspar, Melchor y Baltazar. Y aunque la modernidad les cambie su fecha en el calendario, el día de Reyes seguirá siendo, per sécula seculorum, el 6 de enero!