Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
Fue desafortunada la explicación ofrecida por mi amigo y compueblano el Procurador General de la República para tratar de justificar el levantamiento de impedimento de salida dictado contra tres empresarios del transporte sobre quienes pesan graves acusaciones judiciales todavía no resueltas.
¡Perdón! Que no fue un levantamiento de las medidas de coerción, sino un permiso para dejar sin efecto la medida, porque (¡qué casualidad!) los tres se enfermeron de repente, todos al mismo tiempo, y presentaron certificados médicos que conmovieron la sensibilidad del Procurador, hasta el grado de pasarle por arriba a una decisión de los jueces encargados del caso.
¿Quién va a creer que esos tres turpenes, que tantos dolores de cabeza han provocado al gobierno y al país, se enfermaron simultáneamente, precisamente la víspera del llamado a huelga general por el Foro Alternativo? Por otra parte, las tres enfermedades requieren tener que viajar al extranjero, porque parece que aquí no hay médicos, ni clínicas ni hospitales capacitados para atender a cierta clase de pacientes.
El gobierno debería auspiciar en nuestras universidades cursos intensivos de creatividad, para que sus funcionarios reciban algunas clases y sean un poquito más originales a la hora de presentar excusas.
Lo que procede ahora es que se reconozca el error y que los citados permisos para que los señores puedan escaparse al extranjero sean revocados. Es la única manera de resarcir un poco la credibilidad perdida.
