Mis buenos días
Mejor tarde que nunca

<STRONG>Mis buenos días<BR></STRONG>Mejor tarde que nunca

RAFAEL MOLINA MORILLO
Un sabio adagio nos enseña que la Justicia, cuando llega tarde, ya no es Justicia. Pero como todo dicho tiene su contraparte, también hay otro que dice que más vale tarde que nunca.

La condena final a 30 años de cárcel impuesta por la Suprema Corte de Justicia a Joaquín Antonio Pou Castro como autor, junto a otros, del cobarde asesinato del periodista Orlando Martínez, valida los dos refranes referidos más arriba.

A 32 años de distancia, por fin se cierra el tortuoso caso, del cual salieron con 30 años de presidio otros dos sicarios que participaron en el crimen, así como otros con penas menores en sus calidades de cómplices.

Aunque todo el mundo piensa que no están todos los que son, se siente en las calles una sensación de alivio motivada por la sentencia del mas alto tribunal nacional. Fueron tantas las demoras, los reenvíos y las triquiñuelas que aparecieron en el camino del famoso juicio, que hubo momentos en que llegó a pensarse que el crimen quedaría impune.

Es cierto que los autores intelectuales del asesinato permanecen y permaneerán en la impunidad. Pero el tribunal de la opinión pública no los perdonará nunca, aún cuando no se conozcan a ciencia cierta sus identidades.

Los que conocimos de cerca de Orlando y trabajamos junto a él pensamos que él sigue vivo a través de su columna “Microscopio”, mientras que los asesinos encubiertos que todavía deambulan por las calles, aunque vivos orgánicamente, están muertos desde hace tiempo para la conciencia nacional.

Yo conversé con Orlando dos horas antes de que le mataran. Ese día se despidió sonriente del centro de trabajo. Me parece estarle viendo ahora con esa sonrisa, no de venganza, sino de comprensible satisfacción ante una sabia y responsable decisión final de la Justicia.

(r.molina@codetel.net.do)

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