Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
A la afirmación de monseñor Juan Antonio Flores, de que los politicos son el peor flagelo del pueblo, ninguno de ellos se ha dado por aludido. Por el contrario, la mayoría de nuestra gente dedicada a la política ha manifestado estar de acuerdo con el obispo emérito de Santiago, aunque, naturalmente, excluyéndose cada uno del paquete.
Uno por uno han dejado bien claro que la filípica de monseñor Flores no iba dirigida a ellos.
Esto me recuerda el cuento del inspector de escuelas que, habiendo llegado de sorpresa a una escuelita rural en horas de clases, preguntó en uno de los cursos: ¿Quién escribió el Quijote?
Casi al unísono los alumnus respondieron: ¡No fui yo, no fui yo!. A lo que el inspector, aturdido por tanta ignorancia, comentó para sus adentros: ¡Pobre Calderón de la Barca, como te han olvidado!
Nuestros politicos, calificados por el prelado Juan Antoniio Flores de ser un flagelo para la sociedad, gritan, como los alumnus del cuento: ¡Eso no es conmigo, eso no es conmigo!. Y nosotros, por lo bajo, susurramos: ¡Pobre pueblo dominicano, como juegan contigo!
