RAFAEL MOLINA MORILLO
Se dice que las cosas que más gustan a los dominicanos son la pelota y la política. Cuando no se está hablando de una de ellas, es porque se está hablando de la otra. Y, de paso, todos somos expertos en ambas cosas.
En política, todos sabemos al dedillo lo que hay que hacer para resolver los problemas nacionales. Lo que pasa es que los politicos tradicionales no saben. En el beisbol, por su lado, todos somos managers en potencia, conocemos los records y sabemos cuál ha de ser la jugada en cualquier momento determinado del partido.
Conocedores de esa inclinación del dominicano común, los dos líderes politicos punteros del momento se encuentran en la tierra de las Grandes Ligas haciendo lanzamientos de primeras bolas a diestra y siniestra, como si de ello dependiera el triunfo electoral. Dicen que para lanzar una de esas primeras bolas en la llamada gran carpa hay que pagar casi ocho millones de pesos mientras aquí tanta gente se encuentra bajo la línea de la extrema pobreza! (Suspiro).
El otro aspirante, empero, prefirió irse a visitar al Papa antes que lanzar otra primera bola. ¿Será por su vocación altagraciana? (Otro suspiro). ¡Quien sabe! Lo que sí es seguro es que le salió más barato.
Ahora tenemos ya definida, además de aquellas tres opciones, la Cuarta Vía. ¿A qué jugará su flamante líder? ¿A la pelota, a la pose religiosa o a la política verdadera? (Tercer suspiro). La Historia dirá.