Hoy 
POR RAFAEL MOLINA MORILLO
Animado por un real o engañoso buen resultado obtenido hasta ahora gracias a las medidas adoptadas por el gobierno para combatir la delincuencia, mi amigo y compueblano el Fiscal del Distrito propone acortar aún más el horario para el expendio de bebidas alcohólicas.
No dudo de las buenas intenciones del Fiscal, pero me parece que exagera en su apreciación sobre la eficacia de las restricciones puestas en práctica.
En primer lugar, no deben evaluarse los resultados de un paquete de medidas en conjunto para aplicarlos como si fueran consecuencia de una sola de ellas. Si la criminalidad ha disminuído, ha de ser por varias causas y no solamente porque los bares, restaurantes y discotecas están cerrando a las 12 de la noche.
Bajar de las 12 a las 11 de la noche como límite para los tragos no parece ser una respuesta lógica para la delincuencia. Una medida como esa empujaría a mucha gente a no salir de noche y provocaria, por ende, el cierre de muchos negocios y la muerte de toda la vida nocturna de un país que en buena parte vive del turismo, es decir, de las fiestas y de la alegría.
Por otra parte, si el argumento de cerrar a las 11 fuera realmente efectivo, podríamos pensar que cerrar a las 10 podría ser mejor todavía; y más aún, cerrando a las 9, o a las 8 si se quiere, se tendría la pacificación total y absoluta de toda la isla.
No exageremos la nota, porque fácilmente podríamos llegar a una situación de toque de queda, nada deseable. Dejemos las cosas como están y sigamos observando los resultados.
