Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
Miguel Vargas Maldonado, quien no es santo de mi devoción como no lo es prácticamente ninguno de los candidatos presidenciales de mayor fuerza política, acaba de plantear una fórmula para hacer frente a la catástrofe nacional ocasionada por la tormenta Noel.
Según Vargas, el Gobierno dispone de recursos económicos suficientes para manejar satisfactoriamente los problemas del país, siempre y cuando utilice esos medios en las áreas puntuales que se necesitan. Cita el excedente de 9,500 millones de pesos que el Gobierno registrará en el segundo semestre de este año; otros 11,000 millones de los cuales las arcas públicas disponen actualmente; el 1% del Fondo General habilitado para los casos de desastre (1,616 millones más); el 5% del Fondo asignado a la Presidencia para atender las necesidades de las comunidades durante noviembre y diciembre (otros 1,900 millones); cita también Vargas Maldonado los recursos no utilizados del pago de Verizon (2,805 millones), los fondos adicionales asignados la Presidencia en el Presupuesto Complementario (2,691 millones) y el financiamiento de Petrocaribe para noviembre y diciembre (2,000 millones). Sugiere, por último, la suspensión transitoria de la asignación mensual de recursos destinados al Metro de Santo Domingo, para dedicar ese dinero a atender las reales y urgentes prioridades de los damnificados.
Resulta prematuro concluye el candidato perredeísta- plantear la obtención de un préstamo externo por US$200 millones, teniendo tanta disponibilidad de recursos.
Talvez todo esto no sea más que pura retórica política de la oposición, pero eso habría de demostrarlo. A mí me parece que el Gobierno está en la obligación de responder con seriedad a este planteamiento, demostrando, si puede, por qué no es posible hacer frente a la calamidad en esa forma. O de lo contrario, aceptar gallardamente como bueno y válido el esquema de Vargas, y ejecutarlo sin sonrojo.
Lo que no puede hacer el Gobierno es quedarse callado y seguir palante, como reza el slogan. El drama que tenemos por delante es demasido intenso, para que estemos jugando a quién le tumba el pulso a quién. Unidad es lo que hace falta, no enfrentamientos.
