Mis buenos días
Sí, pero no

<STRONG>Mis buenos días<BR></STRONG>Sí, pero no

RAFAEL MOLINA MORILLO
Como todos los domingos, leí ayer el acostumbrado y siempre certero artículo del estimado colega Juan Bolívar Díaz en las páginas de opinión de este periódico. Rico en datos precisos, puntual en sus análisis, bien intencionado en sus objetivos.

Ciertamente, como dice Juan Bolívar, el costo de nuestra incipiente democracia es demasiado elevado, y aún así figuramos en un lugar muy bajo en el Indice de Desarrollo Democrático de América Latina.

Miles de millones de pesos se emplean en la organización de elecciones cada dos años, en los regalos que hace el Estado a los partidos políticos para que hagan sus campañas sin que nadie los fiscalice, así como en los sueldos y prebendas y cofrecitos que se pagan a los senadores y diputados también sin control.

Todo eso es una triste realidad. En lo que no estoy de acuerdo con Juan Bolívar es en que para limitar el gasto de las campañas políticas valga la pena “sacrificar” algunos derechos ciudadanos, entre ellos la libertad de expresión.

Se pueden reducir los gastos de la democracia sin darle a ésta un golpe mortal como sería limitar el derecho a expresarnos con plena libertad. Sin este derecho, podría llegar el momento en que ni siquiera podríamos decir que los gastos son excesivos, como lo hacemos ahora.

Comencemos, mejor, por derogar la ley que establece partidas millonarias a favor de los partidos políticos, y la que concede prebendas también millonarias a los senadores y diputados por encima de sus sueldos. Y por ahí se pueden seguir buscando otros caminos. Pero no juguemos con la libertad de expresión, pues sin ella no sería posible defender a ninguna de las otras libertades que les son inherentes a la persona humana.

(r.molina@codetel.net.do)

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