Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
Cuando Salomón dio la orden de que partieran al niño en dos, y se le diera una mitad del mismo a cada una de las dos mujeres que se disputaban su maternidad, una de ellas pegó el grito en el cielo y renunció a sus pretensiones, con tal de que el bebé no fuera sacrificado. Esa es la verdadera madre sentenció el rey sabio-, porque sólo una madre renuncia a sus derechos por salvar a un hijo.
Con ese gesto, Salomón dio a la humanidad una lección que sería recordada por siempre y que muchos han querido y quieren imitar a la hora de tomar decisiones frente a un dilema. Pero partir al niño por mitad no es siempre una buena fórmula.
Me parece que la Junta Central Electoral ha querido, sin éxito, aplicar una solución salomónica en el caso de la campaña electoral mediante spots de televisión, cuñas de radio, vallas publicitarias o anuncios de prensa escrita. Se le pedía a la JCE que prohibiera específicamente la difusión de un determinado spot de televisión viciado por una causa equis, y la Junta ha reaccionado pidiendo la retirada del aire de toda la propaganda de todos los partidos políticos.
Desafortunada manera de interpretar al sabio Salomón. En primer lugar, porque una medida de tal naturaleza choca de frente con normas constitucionales que consagran la libertad de expresión; y en segundo lugar, porque de prohibirse toda la propaganda a los políticos candidatos presidenciales, quedaría con una ventaja desleal el candidato que al mismo tiempo es Presidente de la República, pues éste, amparado en su condición oficial, podría continuar inaugurando obras, facilitando concesiones y exhibiendo su figura por los cuatro puntos cardinales en provecho de sus aspiraciones reeleccionistas.
Por impracticable, inconstitucional, poco equitativa e injusta, esa medida debe ser retirada de la circulación y guardada en una gaveta cuya llave sea posteriormente lanzada al mar, para que nadie la encuentre.
