Mis Buenos Días
Testigo de un  atropello

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RAFAEL MOLINA MORILLO
En los últimos minutos de la noche del domingo, y con el fondo musical del Himno venezolano “Gloria al bravo pueblo”, fui testigo en la planta televisora de Radio Caracas Televisión, en Caracas, de la forzosa  salida del aire de ese medio de comunicación de más de medio siglo de existencia.

Quedó silenciada esa aciaga noche una de las grandes voces a través de las cuales un pueblo hermano podía enterarse diáfanamente de lo que sucede en su país y en el mundo. Esa noche llegó a su fin una etapa fundamental de la historia de las comunicaciones en Venezuela.

Como todo el mundo sabe, una simple decisión del Poder Ejecutivo venezolano determinó la clausura de RCTV, con el argumento de que “se había vencido la concesión”. Tras la excusa legal, se ejecutó el castigo por ser una voz disidente de las líneas trazadas por el gobierno. Más allá del debate retórico, se trataba, en efecto, de una decisión eminentemente política con fatales implicaciones futuras. 

La medida marca un hito sin precedentes en Venezuela y casi en América: el fin del pluralismo, por una parte, y por otra, el creciente monopolio oficial de la información ejercido a travees de los medios audiovisuales en poder del Estado.  Eso es lo que significa el cierre de RCTV.

Según la Constitución de Venezuela, ese país debería ser un Estado social de derecho, que “propugna la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”. Pero hoy no es así, y de ello dan testimonio las lágrimas de soberbia y de impotencia que corieron a raudales en los estudios de RCTV la tensa noche del domingo pasado.

Junto a cientos de productores, artistas y periodistas del canal televisivo que permanecieron hasta la media noche en el estudio, estuvo también la representación de la Sociedad Interamericana de Prensa, que se trasladó a Caracas con este motivo  para proclamar su rechazo a la draconiana medida y brindar su solidaridad a RCTV y al pueblo venezolano. Hemos perdido una batalla, pero no la guerra.

(r.molina@codetel.net.do)

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