Mis Buenos Días
Tres minutos

<STRONG>Mis Buenos Días<BR></STRONG>Tres minutos

RAFAEL MOLINA MORILLO
Unas cincuenta personas que pagaron por adelantado sus taquillas para presenciar el show de Alberto Cortés y Pablo Milanés en el Teatro Nacional protestaron airadamente porque no se les permitió la entrada al espectáculo. Alegaban, entre otras cosas, que el concierto había sido sobrevendido y que esa era la causa por la que ellos no podían entrar.

Pero a alguno de ellos “se le chispoteó” decir que ellos habían llegado “solo tres o cinco minutos” pasadas las 8:30 de la noche, que es la hora reglamentada para el teatro cerrar sus puertas. ¡Ah! Pues entonces no hay reclamo que valga. Los amigos protestantes llegaron tarde.

Desde su inauguración, el Teatro Nacional se hizo famoso por ser, quizás, la única institución dominicana en cumplir rigurosamente sus horarios establecidos, puntualidad comparable únicamente con la salida de los trenes en Suiza o las corridas de toros en España. El Teatro Nacional debe mantener con rigidez la puntualidad y ser inflexible en eso de no abrir las puertas una vez que fueron ccerradas a la hora en punto.

No solamente el Teatro Nacional debe permanecer sujeto a esa regla. La norma debe ser imitada en todas las dependencies del sector público y del sector privado. Los actos culturales, politicos o deportivos deben comenzar a la hora anunciada, aunque no haya llegado suficiente público. Las reunions de trabajo, también.

En fin, debemos estimular e implantar la cultura de la puntualidad. Por respeto a los demás y a nosotros mismos. La impuntualidad es  una burla, una desconsideración y una mentira. ¡Viva la puntualidad!                     

(r.molina@codetel.net.do)

Publicaciones Relacionadas

Más leídas