Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
Una de las noticias más impactantes que he leído últimamente ha sido la de que los diputados llevan un mes sin dar un golpe. Así como suena. Después de aprobar la reforma fiscal, los legisladores de la Cámara Baja cumplieron ayer un mes sin sesionar y todavía no se vislumbra cuándo volverán a ser convocados.
Da la impresión de que la agenda de la Cámara está al día, totalmente agotada, sin un solo papelito pendiente. ¡Bravo, eso se llama eficiencia! Sin embargo, parece que no es así, pues todavía están esperando ser discutidos proyectos tan importantes como la ley antiterrorista, la ley del consumidor, la terna para la selección del Defensor del Pueblo, el Código Penal? y quién sabe cuáles más.
Pero las discusiones de la reforma fiscal fueron talvez tan agotadoras y dejaron tan cansados a los representantes del pueblo, que ellos mismos se decretaron su merecido descanso.
¿Es ese el modelo que necesita este pueblo para alcanzar su pleno desarrollo? ¿No dizque deberíamos trabajar todos más horas cada día y suprimir varias fechas festivas del calendario, para aumentar la producción y la competitividad? Pues con ejemplos como el de los diputados, no vamos a llegar muy lejos?
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